La Secretaría de Cultura federal, a través de la Fonoteca Nacional, y la artista Claudia Lavista, firmaron una carta compromiso para la salvaguarda, resguardo y difusión del acervo sonoro del compositor Mario Lavista (3 de abril de 1943 – 4 de noviembre de 2021), una de las figuras clave dentro de la cultura en México tanto por sus composiciones, su labor editorial y su profundo quehacer pedagógico.
Con este acuerdo, la coreógrafa e hija del compositor entregó 226 casetes, 62 cintas de carrete abierto y 2 discos láser de la colección. Los documentos sonoros serán sujeto de diagnóstico para conocer su estado de conservación; posteriormente, serán sometidos a los procesos de conservación, inventario, digitalización y catalogación.
Una vez concluido este proceso, los archivos se encontrarán para libre consulta en las plataformas de la Fonoteca Nacional y de la Secretaría de Cultura federal.
Se estima que este fondo es irremplazable para el conocimiento de Mario Lavista; además, se prevé que la digitalización de los documentos sonoros podría revelar piezas no conocidas, probablemente grabaciones inéditas de su obra temprana.
Cabe recordar que fue el mismo Mario Lavista quien dio el primer paso para que su acervo ingresara a la Fonoteca Nacional en 2021, cuando entregó una parte de este a la institución.
Mario Lavista es uno de los compositores más importantes para la historia artística de nuestro país; la música mexicana de concierto de finales del siglo XX fue marcada por su trabajo, al convertirse en uno de los principales eslabones en la modernización de la música, marcando un punto final a las tendencias nacionalistas y conservadoras de las y los compositores de México.
Estudió en el taller de composición de Carlos Chávez, del Conservatorio Nacional de Música. También fue alumno de Rodolfo Halffter. Luego de su paso por Francia, Alemania y Japón, fundó el ensamble de improvisación Quanta, referente en la historia de la música experimental.
Además, fue uno de los iniciadores de la revista musical “Pauta”. Ingresó a El Colegio Nacional en 1998 y fue maestro del Conservatorio Nacional de Música por 45 años. En 1993, el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes lo distinguió como Creador Emérito y recibió el Premio Nacional de Ciencias y Artes, que otorga el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura en 1991.
Entre sus obras más reconocidas se encuentran la ópera Aura, basada en la obra de Carlos Fuentes; Reflejos de la noche; la música incidental de las películas Cabeza de Vaca, Vivir mata, María Sabina y Mujer Espíritu; además de las composiciones Jaula, Contrapunto, Reflejos de la noche, Simurg y Salmo.
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